El museo del Oro de Bogotá es una de esas visitas imperdibles que debes hacer si estás en la capital. Con razón es uno de los más visitados de Colombia, albergando una colección de objetos realmente espectacular. Date un paseo por este recomendable museo con nosotros.

Cuando vayas a visitar en museo del Oro, probablemente hagas un recorrido piso a piso por cada una de las salas de exposición del edificio. En ellos vas a encontrar información y trabajos orfebres de las culturas precolombinas más importantes de lo que hoy día es Colombia.
✔ Presta mucha atención a dos de los objetos más fascinantes de toda la exhibición, de los que vamos a hablar a continuación.
Contenidos
El Poporo de Oro
A mediados del S. XIX se descubrió una cueva subterránea en el noreste antioqueño en la que se halló uno de los objetos más curiosos y, con el tiempo, más populares dentro y fuera de Colombia, el poporo quimbaya.

Este recipiente se empleaba para mambear la hoja de coca hasta conseguir una forma de polvo utilizado en las ceremonias religiosas.
El proceso de mambeado dependía de la región y las costumbres, pero lo usual era mezclar la hoja de coca con cal o cenizas de diferentes plantas para extraer todos sus alcaloides. Este es un procedimiento natural que forma parte de los ritos religiosos de las tribus indígenas y que aún perdura en nuestros días.
En la Guajira colombiana utilizan cal, en Perú utilizan cenizas de plantas como la quinua o quínoa, mientras que numerosas tribus amazónicas mezclan las hojas con cenizas de yarumo.
La Balsa Muisca
En el tercer piso, la sala de Ofrendas custodia otra de las piezas más importantes del museo, un tunjo (ofrenda de oro) que supuestamente se arrojaba como dádiva a la laguna de Guatavita.
La pieza se encontró en Pasca en 1969 y debido a que está fundida en oro y cobre no ha podido datarse un periodo exacto, aunque se cree que se elaboró entre el 600 y 1.600 dc.
La balsa representa la ceremonia de proclamación de un líder muisca, en la que el heredero era cubierto de polvo de oro y sus pies rodeados de oro y piedras preciosas, que posteriormente arrojaba en el centro de la laguna en una especie de ofrenda a los dioses.
Sobre la balsa de juncos que le conducía hasta el corazón del lago le acompañaba el cacique ataviado con plumas, coronas y brazaletes y escoltado por varios soldados. La ceremonia terminaba en tierra, con danzas y bailes tribales.
Además de estos dos importantes objetos, existió otra balsa famosa, la Balsa de Siecha o Balsa Quimbaya.
En el año 1856 (mucho antes de descubrir la Balsa Muisca) se vació parcialmente la laguna de Siecha y se encontraron varios objetos que hicieron brotar y crecer las ya numerosas leyendas existentes acerca de El Dorado colombiano.
Entre las diversas piezas y piedras preciosas se encontró una pequeña balsa de oro, a la que se relacionó directamente con los antiguos rituales de El Dorado.
La balsa se vendió a un museo germano y posteriormente se perdió en un incendio. Esta pieza era muy parecida a la Balsa Muisca que actualmente se conserva en el Museo del Oro.
Orfebrería Precolombina
Antes de la llegada y posterior saqueo por parte de la tropas españolas, los asentamientos indígenas de Colombia poseían una gran cantidad de metales preciosos y técnicas orfebres.
Para ellos estos metales únicamente adquirían valor cuando eran transformados en objetos y se “cargaban” de un valor simbólico. Máscaras que mostraban el poder político de un líder, armas o recipientes para mambear coca son solo algunos ejemplos.
Por lo que hemos investigado acerca de los Muiscas, durante este periodo existían dos tipos de orfebres que se dedicaban expresamente a tallar ofrendas o a elaborar adornos corporales.
Es un hecho que estas civilizaciones separaban radicalmente estos aspectos y valoraban mucho el trabajo de ambos tipos de artesanos.
Se sabe más acerca de ellos gracias al documento de Lenguazaque, un pequeño municipio de Cundinamarca situado a unos 100 km de Bogotá en el que se hallaron varios manuscritos que dan cuenta de sus costumbres.
¿Cómo se coseguía el oro?
En cuanto a las técnicas para conseguir oro, además de los clásicas explotaciones mineras en pozos situadas en la región occidental, también se practicaba la técnica del aluvión.
Esta sencilla práctica se realizaba en verano, después de las grandes crecidas invernales de los ríos, momento en el que el caudal perdía fuerza y dejaba ver las pequeñas pepitas de oro en las márgenes de los ríos. El cobre extraído de las minas se combinaba con oro para crear un tipo de aleación a la que los españoles dieron el nombre de tumbaga.
Es curioso pensar que para los muiscas el cobre tenía casi la misma importancia que el oro, ya que su explotación requería de un esfuerzo mucho mayor.
¿Cómo se trabajaban el oro y demás metales?
Cuando se obtenían los metales preciosos los artesanos normalmente trabajaban con yunque y martillo, aunque también utilizaban la clásica técnica de la cera perdida mediante moldes de miel y piedra que rellenaban hasta conseguir la figura deseada.
El acabado final se obtenía mediante cinceles, bruñidores y todo tipo de herramientas de perfilado, que daban una forma más atractiva al producto.
✔ Hasta aquí toda la información extra acerca del museo del Oro de Bogotá, para que vayas muy bien preparado antes de la visita 🙂
Museo del Oro de Bogotá
📍 Dirección: Parque de Santander, Carrera 6 #15-88, Bogotá
🕗 Horario:
- De Martes a Sábado: de 9:00 a 18:00 horas
- Domingos: De 10:00 a 16:00 horas
- Lunes: cerrado
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